Cómo empezar de cero en la LOCUCIÓN y no morir en el intento

Sumergirse en el mundo de la locución ha sido (y está siendo) un reto apasionante: un gran descubrimiento.

Yo vengo del periodismo, y de la radio. Es decir, trabajar con mi VOZ ha sido una nota predominante en mi carrera profesional (aunque no la única). Cuando termina la etapa de la radio, y tras 13 años en el periodismo de primera línea, realmente te queda una sensación de cansancio y agotamiento. Es una profesión maravillosa y gratificante en muchos momentos, pero también exige lo máximo de ti y a un nivel de rapidez e inmediatez que llega a pasar factura.

Decidir aquello de ‘a otra cosa mariposa’ es pararse a pensar en: por dónde tiro, qué quiero hacer, qué se hacer, qué me motiva,… y sobre todo: cómo está el panorama y el mercado laboral en este país.

Andaba yo organizando mi presente y mi futuro cuando me llegó por mail una propuesta de un compañero y paisano periodista. Él es locutor profesional desde hace años y me invitaba a participar en un curso de locución orientado a la grabación de audiolibros. Alberto Casado me animó y me picó el gusanillo de la locución.

Pensaba yo, por aquel entonces, que como llevaba años delante de un micrófono la cosa iba a ser ‘coser y cantar’

Aquel curso me abrió las puertas a un mundo que desconocía por completo (y que para muchas personas sigue siendo desconocido). Nunca me hubiera imaginado que el trabajo de un locutor profesional tuviese tantas vertientes.

Antonio Ramírez de Antón fue mi primer profesor de locución y me puso los pies en la tierra. Yo me di cuenta que todo lo que salía de mis cuerdas vocales sonaba a “radio” y a noticias o a informativo (ese tono en el que uno se encuentra cómodo-comodísimo y que no quiere abandonar).

Comenzaba una nueva etapa en la que quería aprender, mejorar, corregir, quitarme vicios y apostar por una nueva profesión. En ese momento aún me encuentro, en el de mejorar y seguir aprendiendo.

La importancia de reciclarse, de tener al otro lado a un compañero o profesor que detecte tus fallos, que te saque de tu zona confortable y de tu tono quedón (como me dice Guillermo López Morante).

El nuevo rumbo empezó así: viajando mucho a Madrid, asistiendo a clase, talleres, cursos y conociendo a profesionales que se han convertido en compañeros. Muchos de los cuales me han prestado una gran ayuda (algunos sin saberlo) y como todo en la vida, también te encuentras con personas que no te aportan gran cosa, así que lo que no suma, no hay que prestarle ni la más mínima atención (‘to another thing butterfly’).

Cuando te encuentras realmente segura, y hay visos de que puedan surgir los primeros trabajos hay que lanzarse a la piscina: montar el Audio Home Studio.

¡Cuántos quebraderos de cabeza! ¡Cuántas comeduras de tarro!

Desde la elección del ordenador, hasta el micrófono, la tarjeta de sonido, los auriculares, el atril,… etc.

Y luego llegó la acústica. El sonido: ese gran misterio.

Las ondas, las fluctuaciones, la propagación,… cuestiones físicas que dejo para los ingenieros y entendidos en la materia. Aunque para montar el Home Studio y conseguir un sonido ‘decente’ es necesario darle alguna vuelta que otra al tema.

El eco, la reverberación, zumbidos, vibraciones,… en definitiva: prueba-error. Probar, cambiar muebles, añadir espumas, cerrar habitáculos, y ¡Tachán! El estudio está montado, funcionando y no suena mal del todo.

Empezaba la aventura con ilusión, ganas de trabajar y con grandes expectativas

Descubrí que con mi VOZ puedo narrar un audiolibro, llamar la atención en un vídeo corporativo, vender a través de anuncios de radio o televisión, formar y orientar gracias a un e-learning, prestar servicios en una centralita, ofrecer información útil y de servicios en la megafonía de un centro comercial,…

Una gran lista de proyectos que requieren voces para comunicar, informar, vender, transmitir, educar, ayudar,…

Así es la profesión de locutor online freelance y con Home Studio

Se aceptan preguntas, dudas, comentarios, y experiencias de todos y cada uno.

Espero haber resuelto la pregunta que llevo escuchando desde que decidí embarcarme en esta aventura. Cuando digo: «soy locutora profesional freelance y trabajo desde un Home Studio», habitualmente el interlocutor suele decir: «Ahhh, vale» e inmediatamente se hace un silencio. Los más tímidos siguen callados y los más atrevidos te preguntan aquello de: «¿Y qué es lo que haces?».