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Cada vez somos más los profesionales que ejercemos nuestro trabajo por cuenta propia, es decir: autónomos.
O si lo prefieres: freelance (ahora que utilizamos palabras en inglés de manera cotidiana para referirnos a cualquier cosa –es un paso para familiarizarnos con el idioma anglosajón-).
La figura en sí del autónomo no es nada nuevo. De hecho, somos muchos los que pensamos que el colectivo de autónomos es la principal empresa de este país; incluso, una publicidad actual los cataloga como ‘inmortales’ con lemas del tipo “los autónomos no parecen humanos” (y razón no les falta).
Al colectivo de autónomos tradicional (fontaneros, electricistas, mecánicos,… y todas las profesiones que se nos ocurran) se han sumado en los últimos años otras profesiones de un rango diferente: diseñador gráfico, periodista, técnico de sonido, operador de cámara,… y también locutor.
Producto de la crisis (o no) está claro que cada vez más profesionales relacionados con la comunicación, el sector audiovisual, incluso artístico, se acaban buscando la vida ‘por su cuenta’.
En ocasiones por decisión propia, en otros casos: obligados por las circunstancias del mercado
Muchas empresas contratan este tipo de servicios de manera externa en lugar de tener a un profesional de estas características en plantilla (volvemos a lo mismo, dada la situación económica actual, muchas empresas no se lo pueden permitir, y las que sí pueden permitírselo, también prefieren ahorrarse unos euros y elegir esta fórmula).
Y rizamos el rizo. Este tipo de servicios se ofrecen on-line, y la mayoría de ellos son intangibles: puedes ver, leer o escuchar estos proyectos, pero no puedes tocarlos (no es un mueble que te ha hecho el carpintero, no es una tubería nueva que te ha colocado el fontanero…) pero no deja de ser un servicio y en definitiva un trabajo remunerado.
Decidir contratar a un profesional freelance nos aporta una serie de ventajas a tener en cuenta
Habitualmente, el cliente se rige por unos parámetros básicos: rapidez, eficacia y buen precio (o precio económico). Pero en la decisión del cliente influyen otras variables a tener en cuenta -intervienen en la decisión final, pero no siempre somos conscientes-: cercanía, trato personal, amabilidad, comodidad, facilidades, disponibilidad,… No todo es la rapidez y un precio económico.
Estamos hablando de un proceso creativo en el que vamos a tener una relación laboral prolongada en el tiempo (a veces un par de días, otras veces meses) y en este trato es primordial destacar una serie de características.
En el universo freelance habrá de todo (como en Botica), pero al contratar a un profesional (locutor) on-line, por regla general, se consiguen una serie de beneficios intangibles que aportan un plus de calidad al resultado final de nuestro proyecto.
El trato con el locutor on-line es directo
No existen intermediarios (ni centralitas). Ello deriva en que se reduzcan los malos entendidos : te dejé un recado, le dije a tu compañero,… etc.
Facilidad en el proceso creativo
Como el contacto es de ‘tú a tú’ es mucho más sencillo captar la idea. Le contarás directamente al locutor los detalles de tu proyecto y no se quedará en el limbo cuando te atienden varias personas y puede suceder aquello de “el uno por el otro y la casa sin barrer”.
Exclusividad
Cuando contratas a un locutor on-line te convertirás en su único cliente y estará a tu disposición, en exclusiva, hasta que se termine el proyecto. Conseguirás la tranquilidad de una atención personalizada.
Feedback
En la comunicación con tu profesional on-line ganas en amabilidad, escucha y feedback (ten en cuenta que no nos vemos, no nos conocemos, y es fundamental que exista una comunicación fluida entre ambas partes).
Experiencia
Muchos de estos profesionales (la mayoría) llevan años de bagaje a sus espaldas: esto se traduce en experiencia. Un valor añadido a tu producto final. En el caso de la locución: ayuda con la duración del texto, las palabras empleadas, la construcción de las frases, elección de la música, la incorporación de efectos… Un suma y sigue.
Comodidad
La comodidad y las reuniones ‘virtuales’ son ¡Lo más! Evitas desplazamientos, ahorras tiempo y los cyber-encuentros de trabajo son una maravilla.
Inmediatez
Las nuevas tecnologías son nuestro gran aliado: rapidez, inmediatez y eficacia a golpe de click (y de banda ancha).
Con esta reflexión acerca del trabajo que desempeñamos muchos freelancers (y locutores) no pretendo menospreciar el trabajo de compañeros que ejercen su profesión en una oficina, en una empresa, en un estudio,… y lo hacen con los mismos valores que acabo de destacar.
Se trata de dar visibilidad a una práctica laboral, cada día más habitual, y que por ser on-line (no nos veamos, no nos conozcamos físicamente) no tiene por qué generar desconfianza.
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